EL GRAN MOLINE

jueves, 7 de julio de 2011

Lavapiés, el barrio madrileño que defiende a los inmigrantes

Barrio de Lavapiés en MadridNo es el Chinatown neoyorquino ni un suburbio magrebí de París, es más. En su entramado de calles estrechas conviven unas 90 nacionalidades y decenas de asociaciones, una Babel de colores que han transformado al barrio más popular del centro de Madrid: Lavapiés.
Ese microcosmos multicultural acaba de salir a la calle para impedir que un grupo de policías capturara
. a un inmigrante con lemas como "Ningún ser humano es ilegal".El motivo del operativo se diluye en los grupúsculos africanos y latinos que se asientan en la calurosa Plaza de Lavapiés mientras aletea una canción del panameño Rubén Blades: "Cuidado en el barrio, cuidado en la calle. Que te andan buscando"Algunos comentan que fue por colarse al metro sin tiquete, "algo que españoles e inmigrantes hacen por la crisis". Otros señalan su aspecto, su pinta de "sin papeles".
En la última década han llegado más de 15 mil extranjeros al barrio, casi el 50% de la población.
"Últimamente hay muchos controles. Después del movimiento 15M (15 de mayo) la gente en el barrio está muy sensible. Saltan a la primera.
Estas semanas se han estado haciendo asambleas populares y uno de los temas es el acoso policial", comenta a BBC Mundo el italiano Giulio, coordinador del colectivo de músicos inmigrantes, Madera de Cayuco.
"Lavapiés siempre ha sido un barrio de inmigrantes, antes de otras zonas de España y ahora del extranjero. Hay gente que no vive aquí pero que viene a vivir su diversidad, su energía: en cada esquina encuentras una asociación", comenta.

Una colcha de retazos del mundo

También encuentras restaurantes indios, locutorios latinos, pastelerías marroquíes, peluquerías chinas, teatros, salas de exposiciones, jornadas culturales como la semana de Bollywood con bailes y festivales gastronómicos y, como no, casas okupas.
A partir de los años ochenta muchas viviendas abandonadas fueron .ocupadas por comunas de jóvenesY es que hay calles como Ave María o Argumosa que parecen una colcha de retazos del mundo que alguien puso sobre las antiguas corralas madrileñas, esos populosos edificios de patio interior donde se mezclaban los chismes y las verbenas mojadas en hambre de la áspera posguerra española.En la plaza de Agustín Lara, donde la estatua del mexicano fuma un cigarro bajo el himno que le escribió a Madrid sin conocerlo (Cuando llegues a Madrid, chulona mía, voy a hacerte emperatriz de Lavapiés), descansa el perfil roto de las escuelas Pías quemadas durante la Guerra Civil.
Todavía subsiste esa generación, octogenarios que ahora se asoman al mar de nuevos acentos.
En la Asociación de Vecinos La Corrala, la asociación más longeva del sector, se zambulleron en esa realidad. Ante la avalancha de jóvenes inmigrantes que pedían un espacio, abrieron el Rapeadero de Lavapiés donde antes se organizaban los bailes de chotis y boleros.

De judería a barrio multicultural

Bailes africanos en Lavapiés
Sus calles están repletas de inmigrantes que a veces juegan al gato y al ratón con las autoridades
El origen del barrio y su ubicación se despeñan como una cascada desde el centro. El nombre de Lavapiés procede de una fuente donde se lavaban los pies antes de entrar a la iglesia.Mucho antes sus calles empinadas y laberínticas formaban parte de la antigua judería de Madrid. Lo que son iglesias fueron sinagogas hasta las primeras muertes de judíos, cuando comenzaba su expulsión de España.
Ahora, esas mismas calles, están repletas de inmigrantes, algunos indocumentados, que a veces juegan al gato y al ratón con las autoridades.
  •                                               Lavapiés siempre ha sido un barrio de inmigrantes"                   
                                                                Giulio, coordinador del colectivo Madera de Cayuco                     
"Me suelen pedir papeles en el metro. Policías de civil. Supongo que es por mis rasgos indígenas que no son muy comunes por aquí", me comenta un camarero boliviano en la entrada del metro Antón Martín mientras acelera el paso.
Allí mismo la gallega Tere Vázquez, que lleva 15 años viviendo en Lavapiés, me cuenta que le encanta la diversidad del sector.
"Encuentras desde zapaterías antiguas y bares baratos hasta asociaciones como La Tabacalera donde hay un montón de actividades gratuitas", señala y luego matiza: "pero el sector ha tenido sus problemas de delincuencia. No lo podemos negar. De vez en cuando ves algún turista intentando alcanzar a un grupo que le quitó la cartera".
Pese a ello, cada vez más la vitalidad del sector atrae a más turistas. "En una ocasión me topé de frente con Dianne Wiest, la protagonista de la película Hanna y sus hermanas de Woody Allen. ¡Iba con un mapa recorriendo mi barrio!", agrega.
Detrás de ella, en lo que fuera una fachada abandonada del sector, se lee un enorme mural escrito en varios idiomas: Nosotros somos un ejemplo de vida en común.
Juanjo Robledo
BBC Mundo, Madrid

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